Hemos llegado al final de un ciclo y es difícil decir en verdad quién es el mejor. Las primeras ediciones de las copas Pulpo de Goma y Ferdinand de Saussure han arrojado resultados que, claros o no, estan ahí: Dixilina FC y C.A. San Fermín, en orden respectivo.
La idea de jugar una Recopa no estaba contemplada cuando Willy tuvo la ocurrencia de crear esa Copa que hoy tiene su segunda edición. Pero se fue conformando una identidad que llevo a quien les escribe a proponer una competición que reúna a la citada copa y a la Ferdinand de Saussure. Los equipos de una y otra eran, casi que hoy también, los mismos. Entonces, finalmente, decidimos ponerle nombre a esa unión y creamos la Recopa Pulpense - Saussuriana. Luego, el “papeleo”: decidir cómo, cuándo, quiénes, con qué reglas… detalles. Al fin y al cabo la idea era común y pararnos ya era una quimera.
Pero en esos detalles, tomamos una decisión: una y miles. Porque las dificultades se nos fueron presentando y cada una nos llevaba a tomar decisiones cada vez más inesperadas, producto de nuestra inexperiencia en esto de organizar copas. Una de esas decisiones, la primera, fue que jueguen los tres mejores equipos de cada una de las copas. Otra: que los campeones vayan a las semis y que, al mejor estilo Mundial de Clubes, los subcampeones y los terceros se enfrenten en una rueda previa. Y así siguiendo: eran las reglas prefijadas. Lo que llegó después nos hizo la tarea más complicada: equipos que repetían podio en una y otra Copa, alguno que otro que se borró de la Recopa (y en general, de este hermoso grupo de managers que hemos conformado).
Finalmente (el propósito de esta introducción de nota no es hacer una cronología de la reglamentación sino una breve historia de esta Recopa) entraron los campeones Dixilina y San Fermín y, del resto, sólo Guqueri ingresó en la posición que le correspondía: como subcampeón de la Saussure. Chilaverteros entró como tercero de la misma copa, habiendo sido en realidad 4to.
Por la Pulpo, Wallyarg FC y La Acadé (clasificados como 2do y 3ro) habían sido en realidad 4to y 7mo, respectivamente, de dicha copa.
Y empezó la Recopa. No voy a abundar sobre los partidos, ya lo hemos hecho en anteriores notas junto a Willy, pero vale recordar: en cuartos de final Wallyarg FC dejó afuera a Chilaverteros de Moreno y lo propio hizo La Acadé con Guqueri. En las semis, el equipo que luego se consagraría como campeón eliminó a Dixilina FC y empezaba a dar que hablar. Por la otra semi, un partido que ya es clásico, donde San Fermín eliminó a Wallyarg FC.
Todas esas series fueron durísimas, lo cual nos enorgullece, porque demuestra el interés de los managers de ganar una competición que no quedará en sus perfiles de MZ, pero que sí ira a lo más profundo de eso que se llama honor. Tal vez, volviendo a poner los pies sobre la virtual tierra de MZ, un trofeo en la Palabra del Dueño.
La serie final estuvo lejos de ser la excepción a esa constante de partidos parejos, con los dientes apretados, al mejor estilo argentino: se enfrentaban pues San Fermín y La Acadé. Uno, laureado en la Saussure y a punto de hacerlo en rodeo propio. Otro, con mediocres actuaciones en la fría estadística tanto en una como en otra Copa, pero con la convicción de que es un gran equipo y con todas las ganas de demostrarlo.
El primer partido se disputó en terreno de los de Willy: el “3 de enero” santafesino. Allí, se dio un resultado más que conocido para los locales, resultado que le trae buenos y a la vez risueños recuerdos: 2 a 2. Los goles los realizaron Alberto el pollo Manilan y Ceferino Peruxu para San Fermín. Para La Acadé, el doblete de Tiburcio Vidal puso en ventaja a los de Leandro a los 55’, 61’ (habían empezado perdiendo a los 23’). El ya mencionado tanto de Peruxu puso tablas en la ida.
La Acadé se mostró muy bien en este encuentro, decidido a llevarse el trofeo desde el inicio y sin acobardarse ante el público local que quería dejar la cosa resuelta en terreno propio. “Yo soy toro en mi rodeo, y torazo en rodeo ajeno…”, emulando a José Hernández. Tal fue la actitud de los racinguistas que, positivamente, dispararon más y mejor al arco, pero que en contrapartida cometieron más faltas y se llevaron una amarilla, producto de tal agresividad. En el rubro de tenencia de balón, sacaron también una mínima luz. Más allá de estos datos, no fue para nada injusto el empate de San Fermín: esas diferencias fueron a fin de cuentas mínimas.
Nuevamente en esta Recopa, las cosas se definían a la tarde. Nos dirigimos para el segundo partido al Estadio Oroño de La Acadé. El equipo local hirió desde el vestuario, le bajó la moral a los de Willy con esos dos goles marcados por Timoteo Savier y Harry Dahlqvist (3’ y 9’) y fue en todo el partido ampliamente superior: más allá de que la posesión del balón fue exactamente repartida, los locales, apoyados por una gran asistencia de público, tiraron al arco 16 veces y sólo recibieron 3 en contra. Tan grande la superioridad, y en cierta forma tan sorpresiva, que ni la lesión de Tiburcio Vidal a los 18’ los pudo parar.
Eso sí: en ningún partido se es arrollador durante los 90 minutos: San Fermín levantó en el segundo tiempo y una de esas tres ocasiones de gol las capitalizó gracias, nuevamente, al pollo Alberto Manilan. Luego, ese segundo tiempo fue un concierto de desconciertos por parte de San Fermín que, desesperado, iba en busca del empate que dejaría todo para un replay: centros y más centros se convertían en rebotes y más rebotes. Y en más contraataques de La Acadé: y en más remates al arco. Asimismo crecía el nerviosismo de los visitantes: Cesinha Monteiro fue tontamente amonestado por cortar un contraataque y protestar la clara infracción a los 78 minutos, en pleno auge de centros y contraataques.
Finalmente llegó el gol, cuando el partido se moría: como Caniggia en el ’90, Froilan Mantzio realizó una épica corrida al área rival con la pelota dominada y con el público emocionado por la cercanía de todo: del gol, de la Recopa, de la felicidad que les hiciera olvidar tanta malaria, remató y convirtió, ya en tiempo adicional, el 3 a 1 que pusiera cifras definitivas al partido.
Luego, los abrazos, los festejos, la invasión, los jugadores en calzoncillos, la copa, la Recopa: el global de 5 a 3 ante uno de los equipos más regulares de todo este ciclo, sino el más regular.
Y con esos festejos y ese final, lo que termina también es esta Recopa que pone punto seguido a una historia que tendrá un futuro aún más promisorio, porque el proyecto crece, las ganas son las mismas y aún mayores.
Queremos felicitar y agradecer a todos los equipos que han participado de las 2 copas y de la Recopa, a los que ganaron… y a los otros; los que quedaron en el camino, pero apuntalaron y apuntalan este gran proyecto.